Conocer a Sara

Andrés H.
11 min readApr 16, 2020

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La niña se aferraba a mi pantalón en medio un llanto inagotable. Allí lentamente y al compás de las memorizadas oraciones de un sacerdote, descienden a su descanso eterno, su padre y su madre.

Sara llora y el cielo anuncia una tormenta. Yo revise el pronóstico del clima y tengo la certeza de que no lloverá, sin embargo, no puedo dejar de preguntarme si alguno de los dioses o santos a los que el sacerdote nombró en oraciones y rezos, se apiadara del llanto de la pequeña, y convertirá sus lagrimas en un poderoso diluvio que nos borre a todos.

Del despejado cielo no cae una gota. Mi mirada oculta tras los oscuros lentes no esconde lagrima alguna, no porque sea un insensible ante la tragedia, todo lo contrario, es mi hermano quien baja lentamente al descanso eterno — y prematuro — junto a su esposa. Pero a ellos ya los llore lo suficiente, el día anterior, la noche anterior y un poco más esta mañana antes de salir al encuentro de Sara. Ahora en el cementerio, rodeado de amigos y familiares debo guardar la compostura y tomar la mano de la pequeña huérfana que se aferra con fuerza a mi.

Para ella las lágrimas no han sido suficientes y su llanto no ha encontrado consuelo en horas. Las ultimas oraciones son pronunciadas y los cantos antiguos de una iglesia en la que hace mucho deje de creer, acompañan las palas de tierra que cubrirán la pareja de ataúdes.

— Sara, es hora de irnos — Me incliné a su altura, la pequeña de ojos negros por naturaleza y ahora hinchados por el llanto, mira directamente a los míos y por primera vez en mi vida siento el corazón partirse en tres.

Sara… yo….¿porque yo? … Sara, tu vida queda por delante y ha sido voluntad de mi hermano que sea yo quien nutra aquella promesa de vida, que sea las veces de padre y madre. Que te levante las mañanas de los días de escuela y que seas tu quien me despierte temprano los fines de semana ¿Por qué yo hermano? Nunca podrás contestar a mi pregunta y yo nunca lo entenderé.

No necesito entenderlo para saber que es lo correcto. Que te acomodaré en mi vida, Sara, y que aprenderemos a poner la tragedia atrás y crecer juntos como enredaderas en medio de la selva, que buscan la luz enrollándose alrededor de arboles mas fuertes.

Recuerdo cuando recibí la llamada. Un accidente volviendo a casa, un camionero descuidado y mi hermano y su joven esposa no llegaron a despedirse de Sara. En el hospital te vi hermano, algunas horas antes de que finalmente te abrazara la muerte. Y al día siguiente mientras aún luchaba por entender lo que ocurrió, recibí la llamada.

Un abogado y confidente, un amigo en el que confiaste lo suficiente para depositar un testamento. Testamento firmado por los dos padres de Sara, en el cual se especifica que la custodia de la niña debería reposar en mi. Algo extraño ha pasado desde el accidente, mis recuerdos tuyos son cada vez mas borrosos y me cuesta recordar cuando fue la ultima vez que hablamos antes de tu muerte. Lo único que creo tener seguro es que fue hace mucho tiempo.

Ninguna condición, ningún plan B en caso de que yo no pudiera hacerme cargo de ella. Elaborar un testamento, escribir una carta, son acciones que requieren el ejercicio de mirar el futuro mientras se piensa, eso es lo que hiciste hermano mientras preparabas tus palabras finales ante el abogado amigo, te asomaste al futuro en el que no estas y me viste a mi como la mejor opción para preservar tu mas preciado tesoro.

Los amigos de disipan, los cantos religiosos cesan y las nubes de tormenta nunca llegan, mientras, Sara conmigo, dormida en el asiento trasero del auto que conduzco de regreso a nuestra casa.

Hasta ayer, era tan solo mi casa. Ni una mascota suele hacerme compañía y en mi soledad — que es mas bien frecuente — trabajo mejor, no sé como llegará Sara a alterar mi rutina… si llegará a afectar mi trabajo… quizás me ayude a sentirme un poco menos solo en las tardes y quizás eso sea bueno. Podría ver con ella programas infantiles los fines de semana o las mañanas que se encuentre muy enferma para ir al colegio. Podría escribir una historia sobre ella y vendérsela a mi editor. Sara y las nubes de colores, Sara y los animales del bosque, Sara la huérfana hija de mi hermano.

Queda una diligencia que hacer antes de poder regresar a la casa, el testamento incluía una carta que según la instrucción dejada por los difuntos yo solo podría leer una vez completados los ritos funerarios. El abogado me espera en su oficina, haciendo horas extras.

— Aquí esta la carta ¿como esta la niña? — Él también esta cansado, puedo ver en sus ojeras por lo menos dos noches seguidas de malos sueños. El pensamiento extraño de que aquel hombre de mediana edad, ligeramente obeso y poco agraciado, es el guardián de las ultimas palabras de mi hermano y su mujer se me interpone en las ideas y tardo algunos segundos en responderle.

— ¿Señor, se encuentra bien?

— Está bien, está en el auto durmiendo — Miro la carta que reposa en el escritorio — ¿debo firmar algún papel?

— Si, solo esta forma, donde confirma que ha recibido el sobre.

Firme con cuidado, el abogado me entregó el sobre y tras una breve despedida volví al auto. Me senté frente al volante y suspire.

El sobre esta sellado, la firma de mi hermano y mi nombre bajo ella. Sara aún duerme y yo me pregunto por el contenido del sobre, llegare a casa y tras acompañar la niña a su improvisado nuevo dormitorio, me dispondré a enfrentarme a ultimas palabras de mi hermano.

Mi estudio luce particularmente grande, mi biblioteca, mi mas preciada posesión (junto con algunos libros autografiados por autores insospechados) luce descolorida el día de hoy. No se me apetece ninguna de las viejas historias, no habrá para mi relatos de navegantes perdidos en mundos imposibles, ni príncipes en lejanos reinos, ni princesas convertidas en dragones. Todo lo que quiero leer por el día de hoy es la carta de mi hermano, dar por terminado el proceso de su testamento prematuramente ejecutado.

Abrí el sobre y de el se deslizaron sobre mis manos unas paginas escritas a mano, y al terminar de leer las paginas no tuve mas remedio que hacer una taza de café prepararme para la vigilia, no puedo dormir… no hasta que amanezca no hasta que pueda hablar con… Sara…

Hermano

Si estas paginas están en tu poder, tan solo significa que yo he tenido que partir y más aún lo he tenido que hacer de alguna forma intempestiva — Espero no violenta, bien sabes que no puedo tolerar el ver sangre sin sentir terribles mareos — Mas aún, Julieta también ha partido y lo ha hecho también sin poder hablar contigo antes. Si estas leyendo estas paginas solo significa que el destino nos ha llevado al peor escenario posible … el peor posible… para mi, para Julieta y probablemente también el peor posible para ustedes dos. Para ti mi hermano a quien quedo debiendo una despedida y un abrazo, y para Sara a quien quedo debiendo mi vida completa.

Sara pasara a tu potestad — como seguro ya lo sabes — no confió en nadie más en el mundo para cuidar de ella. Se muy bien que nunca te viste como un padre pero lo cierto es que nadie lo hace hasta que sostienen en sus brazos por primera vez a un hijo. Sentir esa respiración ajena pero a la vez tan propia te cambia la vida para siempre. Sara la cambio para nosotros, sin embargo… hay algo que debes saber y que tratare de explicar en las siguientes paginas. Pero debo advertir: Yo aun no lo entiendo del todo, yo aún me pregunto como es todo esto posible, aún paso noches en vela recordando sueños pasados, recordando el día en que Sara llego a nuestras vidas y como las cambio. Y ahora, que lo cruel de las circunstancias ha entrelazado tu camino y el de ella, no me queda mas remedio que ser completamente honesto contigo. Es tu único chance de llegar a … entenderla, quizás lo hagas mejor que nosotros.

Sara no es nuestra hija. Por lo menos no en el sentido biológico y tampoco en el sentido estrictamente legal de la adopción. La adoptamos, si, pero la historia de como llego a nuestras vidas poco tiene que ver con agencias de adopción o nacimientos naturales.

Por donde empezar…. supongo que en estos momentos no hace mucho sentido darle demasiadas vueltas, sin embargo encontrar las palabras es difícil… si tengo que resumirlo … Sara no es de este mundo.

Julieta y yo… hemos sido participes de cosas que la mayoría clasificarían cuanto menos de extrañas. Este mundo esconde secretos que están mucho más allá de nuestra comprensión, planos alternativos de existencias , criaturas que habitan en bosques encantados, genios en botellas, ciudades submarinas… todo esta allí afuera si sabes como buscar, si sabes hacer las preguntas apropiadas. Y Sara es la prueba de ello.

El día que festejamos su cumpleaños cada año, conmemora el día en que ella fue entregada a nosotros. Entregada o encontrada, nunca llegamos a saber si el hecho de que ella llegara a nuestras vidas fue obra de algún ser superior a nosotros, o si — como suele argumentar Julieta — se trato de un afortunado accidente.

Ese día hace 8 años, Julieta y yo intentamos por primera y última vez un antiguo ritual. Debes saber que nosotros siempre tuvimos profunda fé en la magia de lo que no entendemos, sin embargo nunca llegamos a experimentar algo que pudiera llamarse …. real…algo que sentir o tocar o enseñar a otros entusiastas de antiguas artes perdidas. No teníamos razón para pensar que esa noche seria diferente, era tan solo una pagina más de nuestro libro de siempre.

Debes saber que los libros y lugares de los que hablo ahora mismo ya no existen, los libros los quemamos algunas semanas después del nacimiento de Sara. Vendimos la casa a precio de remate y nos marchamos tan lejos como pudimos. Hicimos bien, pocos meses después un incendio voráz la destruyó junto con sus nuevos habitantes. Los bomberos lucharon casi toda la noche por apagar las llamas, no mucho pudo recuperarse y veras que aquello no fue una coincidencia.

La noche del nacimiento de Sara, nos preparamos como era usual. La magia requiere los sentidos despiertos de una manera que sencillamente nuestro estado consciente no es capaz de alcanzar, se requieren dosis precisas y recetas exactas para lograr los efectos deseados, pasar más allá de lo meramente narcótico para trascender a planos de existencia superiores …. Estos seguro que todo esto te suena a un invento más, a un timo o mentira. Sin embargo, yo estoy muerto y aprenderás también que los muertos pocas razones tienen para mentir.

Cantamos en la noche mientras la luna ocupa posiciones especificas en el firmamento, nos arrojamos al otro como amantes que han estado separados eternidades y que aún así no dejan de desearse. Dibujamos en el suelo utilizando cenizas sagradas, los patrones indicados en antiguos textos. Buscando por ese ápice de magia que no dudamos — ni dudo ahora — que existe.

Fue entonces cuando ocurrió el nacimiento. Saber la hora exacta es imposible, y dudo que importe. En medio de un ritual a medio finalizar una chispa enceguecedora nos aturdió y la habitación se lleno de un brillo indescriptible. Todo era luz, la noche había dejado de existir y nos vimos atrapados en aquel manto imposible. Quizás antes llegamos a experimentar algo similar… muchas veces terminábamos nuestras sesiones exhaustos y a la mañana siguiente discutíamos a la hora del desayuno sobre lo que llegamos a ver, a vivir, a sentir. Siempre existían incongruencias y desacuerdos, algunas veces yo creía haber visto el nacimiento de un sistema solar mientras Julieta insistía en haber visto como interpretar el aleteo de las mariposas. Pero no en esta ultima ocasión, allí en esta habitación de luz, tomados de la mano, vimos a la niña acostada en el suelo, esperando por sus padres adoptivos.

Como dos sombras nos acercamos a ella, sabiendo muy bien lo que debíamos hacer. A aquella habitación no pertenecen los sonidos, y no escuche el llanto de mi hija sino hasta breves instantes después de que la levantamos del suelo y el tiempo alrededor de nosotros se atrevió a descongelarse.

Abrazados a Sara, renacimos los tres.

Pasamos el resto de noche en la habitación — ya sin luz, ni nada, era de nuevo nuestro humilde estudio — acurrucados junto a ella, contemplándola en toda su perfección envuelta en su manta blanca. La magia sabe que un niño no debe aguantar frio.

Julieta y yo no hablamos durante el resto de la noche, y el amanecer cuando dejamos a Sara descansar en nuestra cama, finalmente rompimos el silencio.

Se quedara con nosotros, sera nuestra hija, se llamara Sara y le daremos todo, de ella serán nuestros corazones y nuestros sueños y por su causa lo daremos todo. La amábamos desde antes de su concepción, la amamos ahora, y ahora que estoy muerto espero encontrarla de nuevo.

Ya vez que no es una niña cualquiera. Su origen inexplicable no es el final de la historia. Durante los primeros años de su vida, las cosas parecieron normales. Nos las arreglamos para hacerla pasar por nuestra hija y hay una serie de papeles, IDs, firmas, sellos y emails que así lo prueban. Algunos funcionarios de hospital que te juraran que la vieron nacer allí, tu quizás tengas algún algo similar a un recuerdo lejano de Julieta embarazada, pero ahora sabes que nada de eso ocurrió. Todo es parte del milagro que es ella. Nada de eso nos detendrá de amarla.

Ella creció con nosotros y sus primeros años transcurrieron con una tranquilidad apacible, todo en nuestras vidas giraba entorno a ella. Le vimos aprender a caminar, a hablar, a leer y fuimos felices sin preguntarnos mucho acerca de su origen. En ocasiones Julieta y yo compartíamos esa mirada cómplice mientras Sara se columpiaba en el parque, esa mirada de no puedo creer que afortunados somos.

Las cosas pronto comenzaron a cambiar, un aspecto desconocido de la naturaleza de Sara emergió para tomarnos por sorpresa y recordamos que nuestro rol en todo aquello era minúsculo. Comenzamos a soñar con ella.

Noche tras noche … Sara… aparecía en nuestros sueños. Los sueños no siempre eran placidos. La temática era usualmente la misma, tras despertar en algún lugar extraño, Sara pedía que le siguiéramos, como un niño que busca enseñar un extraño insecto a sus padres. Y nosotros la seguimos.

Y digo nosotros porque aquel sueño era compartido por los tres. Cada mañana al desperar le preguntaba a Julieta solo para encontrar que ella también lo vio, que ella también recorrió los mas extraños mundos en sueños, tomada de mi mano, tras la pista de Sara.

Sara caminante de sueños. Algo quiere enseñarnos, algo que nunca pudimos encontrar. La seguimos por los mas retorcidos mundos, durante años. La seguimos en mundos similares al nuestro pero en ruinas, mundos gobernados por demonios aterradores, o tan oscuros como el fondo oceánico, seguimos de cerca su pista por planetas imposible y galaxias lejanas, despertandonos cada mañana agotados y perdidos. Y ella continuo viviendo inocente su vida, creciendo, jugando, sin sospechar que nos atormenta entre sueños.

Nunca dejamos de amarla, pero no te voy a negar… que comenzamos a temerle un poco. Aun así no nos rendimos y durante años tratamos de darle sentido a todo lo que veíamos, a todos los caminos que Sara nos llevaba a recoger en sueños. Nunca terminamos nuestra búsqueda, y el hecho de que estés leyendo esto es la prueba final de que algo siniestro nos ha ocurrido a mi y a Julieta antes de que pudiéramos averiguarlo. Y yo hace mucho deje de creer en coincidencias.

Hermano, mi ultima herencia para ti no es Sara, ni esta carta, es un mapa. La primera noche que vayas a dormir luego de que ella este en tu casa, lo encontraras, en el mismo sitio en el que nosotros mismos comenzáramos a caminar entre sueños y pesadillas con ella.

Y tu lo harás también. Seguro ha sido un largo día hermano, anda a descansar, de seguro que Sara ya duerme también, y ella te encontrara mientras reposas y te llevara a visitar mundos tan maravillosos como aterradores, en busca de una respuesta que yo ignoro. Acompaña a Sara a encontrar eso que perdió al nacer.

Hermano, completa la misión que nosotros hemos fracasado, encuentra la paz para los dos. O pierde la razón en el intento, pero nunca pierdas la pista de Sara caminante de sueños.

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