Él, prometió bajar una estrella. Ella, guardó el silencio que merecen las promesas ridículas. Pero le intercambio la promesa por una sonrisa.
Él volvería a insistir en su capacidad para desafiar los astros. Ella acomodaría las cortinas para fácilmente negar la entrada a Luna.
Él abrió los abrazos buscando hacer un espacio para ella. Ella, le recordó que el espacio que busca solo es el de su corazón.
Él contó una historia que nunca antes fue contada. Ella tomó notas con sus ojos y cada parpadeo era una memoria.
Él pensaba en animales voladores al verla. Ella hizo de sus manos un nido de aves.
Él, guardo secretos. Ella cerró sus ojos esperando no verlo.
Él comprendió que después de todo no es rival de las estrellas. Ella deshizo su abrazo con la primera luz del sol.
Y a los dos, al final de un día, les queda la promesa siguiente.
