Para una efectiva despedida

Andrés H.
2 min readJul 3, 2021

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Breves instantes antes del abrazo y de las lágrimas es oportuno recapitular algunos componentes necesarios para llevar a cabo una efectiva despedida.

Una colección de recuerdos que guardar en botellas para añejar, un par de heridas en la piel causadas por el clima extraño y la falta de estrechar palmas amigas. Es importante también preservar las sonrisas en el bolsillo de la camisa, de manera que queden cerca al corazón. No perder de vista los sonidos particulares, ya que estos se pueden confundir con facildad. Recordar por ejemplo, el sonido de la lluvia caer sobre el techo de la casa de tus padres, o el maullido del gato en la madrugada. Un desayuno preparado con componentes comunes y único en cada bocado. La preocupación de una madre, el silencio cómplice de un padre.

Las pisadas de un hermano subiendo escaleras, el timbre de la puerta que anuncia una visita, un tan inesperado como esperado grito de un hombre viejo como el polvo que se resiste a levantarse más tarde de las 6 am. Muchas fotos a las que nunca ver, ya que un recuerdo vale más que unos pixeles y ver el amanecer viendo al sol con una sonrisa en el rostro escapa de la comprensión de cualquier cámara digital.

Quizás un amor que esconder bajo una piedra, que ha de estar esperando cuando regreses. Que mejor sitio que bajo las piedras, bueno, quizás sea tan bueno como el fondo de una taza de café.

Una última bebida es esencial, tres pasos mal dados, un tropiezo en la entrada, una nube que amenaza con lluvia y un reloj tan imparable que aterra. Un libro en una maleta, nada de tiempo para leer, un tiquete en la mano, tres números mal recordados.

Una dirección incorrecta, un lenguaje extraño, un amigo en un país lejano, una mirada desconocida que dice: lo sé, yo también estoy perdido. Un suspiro al encontrar tierra familiar y voces desconocidas que recuerdan a casa.

Y al final de todo, cuando llegue el momento de abrir la puerta y deshacer la maleta, lo más importante, es no haber olvidado, las ganas de volver y la promesa de repetirlo todo, y seguir diciendo, valió la pena.

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