Una carta para Ada, que vive en las estrellas

Andrés H.
3 min readFeb 20, 2023

Dicen que los malos escritores, cuando no tienen un buena idea de por donde empezar una historia o cuento, suelen mirar por la ventana y comenzar a hablar sobre el clima. A mi se me ocurre hacer lo mismo para comenzar esta carta, y también porque quizás entre las estrellas sea una novedad leer lo que pasa afuera de las ventanas.

Hay nieve Ada, espero que aun recuerdes como es la nieve. Es blanca, suave y fría. Se pega en los zapatos, lástima sí la tomas sin protección, pero sobre todo, es bellísima cuando la luz del sol es la correcta.

Habiendo hablado del clima, supongo que puedo decir que te extraño. Verte marchar entre las nubes fue de lo más difícil que he tenido que hacer

Cohetes vibrantes y poderosos motores te alejaban de la Tierra. De esta Tierra, nuestra Tierra, a la que ya no habrás de volver, sellada para siempre en tu camino por las estrellas.

Recuerdo el día que me dijiste que te marchabas. Que todo estaba listo para que abordaras una nave y que tu vida se perdiera de la mía para siempre. Que irías a vivir entre las estrellas.

Me preguntaste si te odiaba por eso, por dejarme y por convertir antiguas promesas en cosa de nada. ¿Recuerdas que respondí? Espero que así sea, espero que recuerdes aún luego de los largos sueños criogénicos del viaje espacial, mis palabras.

Te dije que te amo, que así es imposible odiar. Que odio la vida que te aleja de mí, odio las circunstancias que te arrastran a tomar un cohete y marchar a las estrellas. Pero a tí, imposible odiarte. Verás Ada, tuyos fueron mis más felices días, tuyos fueron mis deseos de vivir de nuevo y solo tuyas las cartas que elevo hoy a las estrellas.

Los hombres del espacio me dicen que debo escribir con precaución. Que es imposible saber en cuanto tiempo abrirás las cartas. Puede ser unos cuantos días luego de que sean cifradas y enviadas al espacio, puede ser en una eternidad, cuando despiertes y tengas la certeza de que la Tierra y yo, ya no estamos aquí. ¿Como escribir una carta que dure para siempre? Que sea igual de honesta hoy, a mil años en el futuro. Imposible saberlo Ada, imposible saber que pensaras, siempre me fue imposible adivinar si quiera que querías almorzar en día Domingo.

Puedo hablar de ciertas cosas con cierta certeza. La nieve seguirá siendo blanca mañana, yo seguiré pensando en mis días a tu lado, tu seguiras queriendo creme brulee de postre.

Dicen que los malos escritores terminan sus historias con un giro dramático y predecible. Y quizás este sería el momento de la historia en el que yo abordó mi propia nave, y prometo encontrarte de nuevo, aún cuando la inmensidad del espacio contradiga mis deseos. Pero no es así, te marchaste Ada, como querías, te marchaste a la infinidad de las cosas que están fuera de mi alcance y yo me quedé aquí, sin poder pedir que te quedaras, porque nunca pediré algo que alguien más deba rendir.

No será mi deber buscarte en las estrellas. Pero creo que nunca dejaré de escribirte.

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